La misión BioSentinel medirá los efectos de la radiación del espacio profundo en los organismos vivos.
Sergio Santa María se quita el sombrero por sus compañeros que se quedaron en Perú haciendo ciencia. A él se le presentó la oportunidad (o la buscó) de salir al extranjero y no paró hasta llegar a la NASA. Desde el 2014, este destacado biólogo peruano, junto a un equipo de científicos, integran la misión BioSentinel, la primera que transportará cepas de levadura al espacio profundo con el fin de medir el impacto de la radiación espacial en los organismos vivos.
Esto serviría para resolver las interrogantes que todavía existen sobre los efectos de la radiación del espacio profundo en los astronautas, pues -en los próximos años- la NASA planea enviar misiones tripuladas a Marte o la Luna.
En diálogo con la agencia Andina, Sergio Santa María, biólogo encargado de todos los experimentos científicos de la misión, destaca la importancia del primer estudio de respuesta biológica a la radiación espacial en casi 50 años. La última vez fue en 1972 con Apolo 17, cuando el hombre piso la Luna.
“Se trata del primer CubeSat biológico diseñado y desarrollado para el espacio profundo. Es como una caja de zapatos, que transportará cepas de levadura (Saccharomyces cerevisiae ) para ver cómo responden a la radiación”, señala el biólogo egresado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y científico principal del proyecto para la misión BioSentinel en el Centro de Investigación Ames de la NASA en California.
Santa María añade que los resultados de este estudio se extrapolarán a los humanos porque los efectos de la radiación en los astronautas siguen siendo un fenómeno poco conocido.
Se tiene previsto que este CubeSat vuele en la primera Misión de Exploración del Sistema de Lanzamiento Espacial (EM-1). Es por ello que están en pleno desarrollo de un biosensor, una tecnología con capacidad autónoma que permita mantener organismos vivos, en este caso, las cepas de levadura, durante períodos prolongados más allá de la órbita terrestre baja (LEO por sus siglas en inglés).
Esto ayudará a los científicos a comprender mejor el entorno de radiación más allá de la burbuja protectora de nuestro planeta.
“En 1972 fue la última vez que hubo biología en la NASA con la misión Apolo 17 cuando el hombre pisó la Luna. Lo que se sabe hasta el momento es que los astronautas sufrieron de mareos, vómitos, pérdida de masa ósea, aparición temprana de cataratas y enfermedades cardiovasculares”, señala Santa María.
¿Por qué “experimentar” con cepas de levadura?
“La levadura es un organismo fácil de manipular genéticamente”, indica el científico peruano, experto en biología espacial, es decir, se encarga de estudiar cómo afecta el ambiente espacial en la vida terrestre.
Además, la NASA destaca que el proceso de reparación del daño del ADN de la levadura es muy similar al de los humanos.
“Se estima que las cepas de levadura estarán dos años en el CubeSat, tiempo que servirá para medir el efecto de la radiación a nivel biológico y correlacionar esos resultados con los humanos”, refiere Santa María.
Si bien no se han retrasado los avances de la misión por la pandemia del coronavirus (covid-19), todavía no se tiene una fecha exacta de su lanzamiento.
En marco de la emergencia sanitaria, el biólogo peruano Sergio Santa María tuvo que trabajar desde casa, tiempo que le sirvió para ampliar su investigación y también compartir sus conocimientos participando en diversos talleres virtuales. Uno de los más recientes fue con estudiantes de la UNI. La iniciativa «Inspirate UNI» lo invitó para dictar una charla.
“No es fácil llegar a la NASA pero hay formas de hacerlo. Puedes estar en una universidad o instituto haciendo investigación y luego presentar esos proyectos. La diversificación es muy importante», manifiesta Santa María,
quien además tiene un Doctorado en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Texas Medical Branch.
El biólogo peruano apuesta por la inversión en la ciencia y recalca que se debe impartir desde los colegios con los más pequeños .
“En el Perú todavía no se entiende que la ciencia contribuye a la población, en otros países la inversión en ciencia es tremenda y Estados unidos no necesariamente está en esa lista de países. Yo crecí pensando en que si estudiaba biología tenía dos opciones: me iba a morir de hambre o tenía que irme del país. Ojalá fuera tan fácil como hacerles entender la importancia del fútbol o la comida peruana», finaliza el científico.
FUENTE Andina
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